[...]
—A veces me gustaría ser un fuego artificial. Volar alto y que trozos de mí cayeran a la vez por toda la ciudad. Abrazar decenas de calles a la vez. Besarlo todo con el caer lento de la ceniza.
Ella me mira y sin pensarlo resume toda nuestra historia. Cinco años en seis palabras.
—Yo quiero ser fuego de verdad.
[...]
(Cartas con Tokyo)
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